Identidad y Memoria
Natividad Moragues nació en 1920 y su hermana Carmen en 1925. Hijos de Jerónimo Moragues y Carmen Vigil, mallorquinos, llegaron a Laguna Paiva en 1916 con tres hijos. Naty y Carmen nacieron en esta localidad.
Se instalaron frente a la histórica plaza Reynaldo Cullen, sobre calle Maipú, trabajando en el patio del almacén y despacho de bebidas de sus padres. Los hermanos Jaime y Gerónimo se convirtieron en los más reconocidos herreros del lugar. Al poco tiempo Gerónimo compró un terreno sobre la actual calle 9 de Julio (donde está hoy la Coop. Apícola) donde trasladó su herrería y carpintería. “En ese entonces todo era campo y algún que otro rancho. En esa casa nací yo”, cuenta Naty. “Paseábamos por el taller de papá y el tío, mientras seguíamos todos los movimientos. Era asombroso para nuestra corta edad, me sentaba en un banquito y miraba a papá como fileteaba los sulkys”, agregó Carmen.
De sulkys y carros
Fabricaban sulkys y carros cerrados para panaderos. La esposa de Gerónimo también ayudaba en esas pesadas tareas como enllantar ruedas, para ello se preparaba un fuego del mismo tamaño del hierro que cubría la rueda de madera, tapándolo cuando el hierro estaba al rojo vivo.
Con pinzas y entre varios lo trasladaban colocándolo sobre la rueda adhiriéndolo a martillazos, lo enfriaban en baldes de agua. Con el tiempo ocuparon empleados y trabajaron con ellos tres de los hermanos Fernández, Gaspari y Toibero, que venían de Paraná a aprender el oficio. Alquilaron a Peláez Quintana un lugar sobre Ing. Boasi e instalaron un surtidor de nafta donde es hoy Alberdi y Rep. de Italia. Este oficio los llevó a conocer otro oficio: mecánicos de autos y comienzan a trabajar para Birlegin de Buenos Aires en la venta y compra, para luego seguir en el mismo rubro en la casa Rugby de Santa Fe. Los hijos crecieron descubriendo la esencia de la mecánica y pasaron a trabajar en los talleres ferroviarios.
Al finalizar la segunda guerra mundial, escaseó el combustible, vendían solo diez litros por cliente y con bonos por combustible, tiempos en que la palabra dejó de ser documento y surgieron problemas, no pudieron continuar con ese negocio. Gerónimo hizo de taxista hasta que con mucho esfuerzo se jubiló. Solo tuvo segundo grado de escuela primaria pero sus fuerzas y espíritu lo llevaron a realizar las mas diversas tareas, como operador de cine con Alejandro Fernández en el Club Unión (hoy Moreno y Rep. de Italia), fue presidente de la Sociedad Hispano Argentina, colaboró con la Biblioteca Alberdi, su hija Sixta y su hijo Jaime integraron el cuadro de actores de Florencio Sánchez. En una obra Jaime sufrió un terrible accidente frente a un tiro de bala de fogueo que le vació un ojo en plena escena.
La memoria es materia, el tiempo lentamente va mostrando como espejos la vida, con sensaciones de aquello que se vivió descubriendo con testimonios sobre los seres queridos, una postal que la memoria envía.
Publicado por Cristina Mix
para el periódico regional El Santefesino, en Mayo de 2005